Mónica llegó a clase cinco minutos tarde. Entró a toda prisa por la puerta mientras se quitaba los cascos. Maldiciéndose por dentro por llegar tarde el primer día. Suspiró aliviada al ver que los compañeros aún se estaban sentando y que la clase no había empezado.
—Mónica, siéntate junto a Beatriz— Ordenó el profesor al verla entrar. El resto de los compañeros ya se estaban sentando.
Giró la cabeza y vio a Beatriz junto con María y Susana. Las tres vestían tan parecido que parecían un grupo de pop: Ropa de marca, todas con el pelo largo, rubio y alisado. Mónica se imaginaba que tenían que despertarse mucho antes para dejarse el pelo así todos los días. Las tres estaban maquilladas, lo cual era una novedad frente al año pasado. Siempre habían sido las populares de clase, pero parece que este año los chicos no hacían más que mirarlas. No, no solo los chicos, las chicas también se las quedaban mirando.
Beatriz se giró al oír al profesor y notó como la miraba de arriba abajo, evaluándola. Mónica bajó la mirada y se arrepintió de sus pantalones rotos y la sudadera de Rammstein. De repente sintió que tenía que haber cuidado mucho más su ropa antes de venir. Los labios pintados de Beatriz se curvaron en un gesto de desprecio y se giró para seguir hablando con sus amigas. Mónica se sentó en su asiento y dejó la mochila. Beatriz se inclinó para decir algo a sus amigas y se rieron por lo bajo. Mónica cerró los puños y cogió aire, intentando centrarse en la clase.
Beatriz terminó de leer el texto.
—Tienes que seguir practicando el inglés, Beatriz. Esperaba más de ti —Dijo la profesora.
—Pero…
—Pero nada. Estudia. Estáis en la recta final para llegar a la Selectividad. ¿Quieres ir a la universidad? Ya me parecía. Siéntate. Mónica, lee tu redacción.
Algunos compañeros se rieron por lo bajo. Beatriz se sentó con un suspiro de fastidio como si nada fuera con ella y Mónica se levantó. Comenzó a leer, notando la mirada de Beatriz clavada en ella.
—Muy bien, Mónica. Todos deberíais esforzaros como ella. Quizás puedes a ayudar a Bea— Dijo la profesora.
Mónica se sentó, notando la mirada de Beatriz. Tragó saliva y la miró. Los labios de Beatriz seguían torcidos en un gesto de asco.
—Que no se te suba a la cabeza — Le dijo volviéndose, para no hablarla más.
Mónica salió al patio y buscó a Sergio. Se extrañó al no encontrarle en el banco, donde siempre, y se sentó mientras se ponía los cascos para esperarle. Le extrañó que tardase. Sergio sabía que ella tenía prisa, y ella sabía que Sergio estaba deseando salir del colegio. Los minutos pasaban y su enfado aumentaba. ¿Se habría ido sin ella? Sacó el móvil y le escribió un mensaje.
—¿Dónde estás? ¿Te espero?
Ninguna respuesta. Ni siquiera salía como leído. Cuando ya estaba pensando si irse o no a casa sola, Sergio salió acompañado por Beatriz. Ambos hablaban sonriendo, y Beatriz soltaba una de esas risas falsas que tanto la irritaban. Sergio parecía como hipnotizado y se paró a seguir hablando con ella. Ni siquiera la miró.
Mónica se levantó y se dirigió a ellos mientras sus puños se cerraban y sus tripas clamaban guerra.
—…pero que divertido eres. — Oyó que le decía Beatriz.
—Sergio, te he escrito. ¿Vienes? — Interrumpió Mónica, cortante.
—Ostia, hola. — Sergio salió de su trance miraba a Mónica y a Beatriz alternativamente, sin saber que hacer. — ¿Te importa si te acompaño mejor mañana?
—¿Mañana? ¡Pero qué demonios!
—Perdónale, Mónica. Se le ha olvidado avisarte. Creo que le he distraído —Terció Beatriz, con una gran sonrisa triunfante. Mónica fulminó a Sergio con la mirada y se giró sin responder.
—¡Luego hablamos! — Gritó Sergio mientras se iba.
Quedaban tres días para Selectividad. Mónica estaba en la biblioteca, escuchando música mientras estudiaba Filosofía, cuando Beatriz se acercó y la dijo algo en un susurro.
— ¿Qué has dicho? — Dijo demasiado alto mientras se quitaba los cascos. El resto de la mesa de estudio la miró con enfado.
— He dicho “Hola, ¿Qué tal? — Dijo con una gran sonrisa. Mónica se quedó mirándola sin articular palabra hasta que Beatriz dejó de sonreír.
— ¿Qué ocurre? ¿No puedo saludar a mi compañera de clase?
— Esta es la primera vez que me saludas en todo el curso.
— Ya bueno, cuando ves a alguien todos los días tampoco lo saludas siempre. Oye, ¿me dejas los apuntes de Filosofía? Creo que me falta Kant.
— No.
— ¿Por qué?
— Porque no.
— ¿Por qué? ¿Es por Sergio? Chica, fue un tonteo inocente.
—Porque no, y punto.
Mónica se colocó los cascos de nuevo, dando por zanjada la conversación. Beatriz se dio por vencida y se marchó. Mónica pasó las páginas hasta llegar a Kant y sonrió para sí misma.
Sin duda el conflicto ha quedado abierto. Beatriz no se va a dar por vencida y tiene pinta de tenérsela jurada.
Me choca un poco que hables del “primer día”, entiendo de clase, no de vuelta de vacaciones, y la profesora ya esté recriminando a Beatriz por la lectura, aunque es perfectamente viable pero me hubiese gustado un poco más de explicación, aunque creo que esto es personal.
A nivel formal, antes de “Beatriz terminó de leer el texto.” dejas casi los mismos espacios que después para cuando se produce el gran salto temporal, a tres días de la selectividad. Creo que no es necesario dejar tanto espacio. Pero esto es un detalle nimio, del que también cabe opinar.
El entorno escolar tiene muchas posibilidades para hablar de enemistades. Es un buen recurso y lo has reflejado con mucha solvencia. No has entrado en complicaciones de ningún tipo.
Como detalle me gusta mucho el uso de “terció”.
Nos leemos.
Me acabo de dar cuenta de varios fallos al copiar el texto para publicarlo. Uno el de la etiqueta, que he metido todos en varios. Otro que en este texto los espacios estaban ocupados por una línea divisoria que pretendía indicar que había un salto temporal. Luego leyéndote creo que aún así hacía falta explicar un poco más los saltos. En fin, le iré cogiendo el punto. Gracias por tus comentarios, la verdad es que este del conflicto sin resolver me costó darle forma y no me sentí especialmente inspirado.
Un abrazo 😉
Hola Yuri,
creo que el final de la historia se ha quedado abierto y promete más guerra.
Los diálogos entre los personajes han sido bastante creíbles.
Al igual que Jose me ha parecido raro que hables del primer día y enseguida parece que están casi al final del curso, creo que deberías contextualizar más los tiempos.
También he visto algún laísmo, que supongo te cuesta detectar.
Enhorabuena.
Mucho. Me cuesta mucho detectar los laísmos y gracias por insistir en ello. Me doy cuenta que los saltos temporales necesitaban más contexto.
Gracias!
Hola, Yuri
Está claro que el conflicto queda abierto, los diálogos son creíbles, y me gusta que Mónica no se deje intimidar.
Buscando la coherencia del texto, el uso del tiempo es lo que me ha despistado. Cuesta situarse porque creo que falta información para que el lector se sitúe. Al principio creía que era el primer día de Mónica, o sea, que era la nueva de la clase, porque el profesor le dice dónde sentarse. Pero luego espera a Sergio en el banco “de siempre” y me he perdido. Porque si es el de siempre no puede ser una alumna nueva.
Pienso que ayudaría que añadieras algo así: “cuando empezó el curso…”, “unos meses más tarde…”, “a pocos días de las pruebas de selectividad”
Enhorabuena.
Gracias, Natalia. Veo que vais coincidiendo todos y efectivamente tenéis razón. Falta ubicarlo mejor en el tiempo. Gracias por comentar!
Hola Yuri.
Nos presentas un conflicto entre dos compañeras condenadas a aguantarse. Lo agudizas con el asunto de Sergio.
En los primeros párrafos haces buenas descripciones de Mónica y sobre todo de Beatriz y sus amigas. Me gustan.
Esta bien como te acercas al final, porque es mas de lo mismo, y creo que precisamente este texto nos decía que la vida continuaba.
Enhorabuena..
Gracias por el feedback, Jorge.
Un abrazo,
Me provoca empatía el punto de vista del personaje ‘inadaptado’ frente a los personajes ‘normativos’. También dejas ver algo acerca de la inteligencia y de la cultura del esfuerzo tanto en Mónica como en Beatriz. Las escenas están bien contadas. Me ha gustado la venganza del final, desde el más absoluto desprecio, aunque tal vez me ha faltado ver la reacción de Beatriz. Lo único que me ha chirriado es ese ‘qué demonios’, no lo veo en los chavales de nuestra época en adelante (recuerdo que en el curso con Javier te comenté algo parecido).
Nos leemos
Hola Alberto,
Durante el curso he recibido varios comentarios sobre mi vocabulario cuando intento crear personajes más jóvenes. Creo que tengo que fijarme y aprender en como hablan según la edad. Imagino que tener un hijo me irá ayudando con el tiempo.
Gracias por tus comentarios, te mando un abrazo