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Marina estaba sentada en el banco del jardín de su casa. Mientras esperaba a sus padres, observaba las montañas verdes y olía con fuerza el aroma del campo. Miraba sonriente el cielo azul y se reajustaba la corona dorada de plástico que llevaba en la cabeza.

—Buenos días, queridas montañas. Vuestra reina ya ha despertado. Os veo hermosas esta mañana…¿Sabéis? Hoy os voy a dejar solas. Tengo que hacer un largo viaje a la ciudad…

A los pocos minutos, sus padres salieron y cerraron la puerta de casa con llave.

—Marina, nos vamos.—dijo su padre.

—Papá, la Reina de las montañas está lista.—dijo, solemne.

—Ay, hija, menuda tontería llevas encima…

—Voy a disculpar tu falta de delicadeza, papá —le dijo, mientras montaba en el coche.

Su padre le ajustó el cinturón de la silla mientras su madre se sentaba delante de ella.

—Adiós, queridas. Nos vemos pronto.

—¿Vas a estar hablando todo el rato con ese “tonito”?

—Soy una reina. Las reinas hablan así. Son elegantes y educadas, nunca dicen palabras feas ni suben el tono de voz. No tienes ni idea.

Tras algo más de dos horas de viaje, parte de ellas dormida, estaban llegando a la gran capital. Marina miró por la ventana y observó la ciudad a lo lejos, cubierta de una capa densa y parda. En ese instante, una palabra le resonó en la cabeza y empujaba sus labios para salir. Pero no podía abrir la boca, como si la tuviera cosida. Como le molestaba, se la tragó, y siguió el viaje algo incómoda y sorprendida por lo que le acababa de suceder.

Al cabo de un rato, se aproximaron a unas fábricas que soltaban humo gris y tapaban parte del azul del cielo. Entonces notó la misma sensación, cerca del paladar. Se le inflaron los mofletes pero los labios no se separaban.

—¿Qué haces, Marina?— le preguntó su madre, que la veía por el retrovisor derecho.

—Nada —dijo, descubriéndose dos bultos en la tripa, después de tragar la segunda palabra del día.

Empezaron a circular más lento. Estaban a punto de llegar. Había muchos coches y sus tubos de escape expulsaban gases que enrarecían el aire. Marina se puso las manos en la cara. Esta vez, una frase entera empujaba para salir. Empezó a hacer sonidos guturales y tragó varias veces. Su panza estaba hinchada, llena de bultos. Se desabrochó el cinturón porque le apretaba. Sus padres se giraron y la vieron elevarse y quedar pegada al techo.

—Marina, ¡bájate de ahí!—dijo su madre, enfadada.—¿Por qué te quitas el cinturón?

Su padre intentaba conducir y no perder de vista la carretera. Por fin llegaron al edificio de los abuelos, aparcaron y bajaron del coche. La madre de Marina la cogió de la mano y la ayudó a bajar. La miró de arriba a abajo, extrañada. Parecía no pesar nada. La niña se fijó en la acera y vio tres chicles pegados y un vómito seco en la esquina. De nuevo las palabras se le acumularon en la boca. Se las tragó una a una y su barriga se hinchó tanto que sus pies se levantaron del suelo y empezó a elevarse como un globo… Entonces su corona cayó sobre el asfalto. Sus padres, con la boca abierta, sólo podían verla ascender.

—¡Hostia! ¡Joder! ¿Quién puede vivir en este sitio? ¡Me quiero ir a casa! ¡No quiero respirar este aire de mierda! ¡Es asqueroso!

A medida que gritaba, iba bajando más y más. Su madre pudo agarrarla, por fin. Marina, ya con los pies en el suelo, intentando recuperar la calma, vio cómo su padre rompía la corona con las manos.

—Ay, hija, qué alivio… Es que yo siempre he sido republicano.

Join the discussion 12 Comments

  • Jose Romero dice:

    Veo que no te has ceñido a la propuesta 🙂
    El principio, con la niña en plan reina, me parece muy tierno.
    El desarrollo de la idea es muy creativo, con el efecto que le producen las palabras no dichas. Es hasta divertida. He sentido como la niña se iba cargando poco a poco. Y la explosión final ha sido tronchante. Parecía la cochina hija de la película El Exorcista.

    Enhorabuena.

  • Natalia dice:

    Hola, Jose
    Lo puse en el chat. No he tenido tiempo esta semana de sentarme a escribir el texto del viaje. Tengo una cuenta pendiente, Alberto.
    Pero, para no dejar mi rincón vacío, os he compartido este texto que he escrito para mi curso. Por lo menos hay un viaje… 😛
    Os debo uno. Cuando pueda, me pongo a ello.
    Gracias por comentar 🙂

  • Alberto dice:

    “Realismo mágico – Movimiento literario hispanoamericano surgido a mediados del siglo XX que se caracteriza por la inclusión de elementos fantásticos en la narración, con lo que se pretende profundizar en la realidad a través de lo mágico que hay en ella.”
    Me ha sorprendido leer este texto de tu mano, tengo que decir que no te he reconocido detrás de las frases y creo que eso es bueno, indica que ganas recursos y que al papel pueden llegar cada vez más Natalias distintas. El relato me ha gustado mucho; corto y efectivo, porque lo protagoniza una buena idea, enlazada al lector desde el principio gracias a un buen título. Las palabras reprimidas agolpándose en la tripa y haciendo que la niña se eleve, es una buena imagen, te felicito. Además se lee muy bien.
    En lo formal, como sueles decir ;-), hay algún tiempo verbal encadenado que se me ha hecho raro: ‘…le resonó en la cabeza y empujaba sus labios para salir’. Tal vez si estuvieran separados por un punto podrían ser diferentes… no aseguro que sea incorrecto, pero me ha sonado raro. Por otro lado, la frase final me ha sacado un poco de la magia del relato.
    Nos leemos.

  • Natalia dice:

    Hola, Alberto
    Qué curioso me resulta siempre percibir las distintas sensaciones de cada uno al leer los textos…
    Tengo la ventaja de que, al ser un texto del curso, lo revisó el profe. Él me dijo que la frase final era “la guinda del pastel”. Jejeje Para gustos, los colores 😉 Pero bueno, podía haber terminado “mientras su padre rompía la corona con las manos”. Tu opinión es igual de importante que la suya.
    También te diré que tocaba “disparate” y que no cumplí del todo la propuesta porque añadí fantasía. Así que el profe sugirió que era una “fantasía disparatada” y estoy de acuerdo.
    Son retos que te hacen crecer y estrujar el cerebro para sacar enfoques e historias nuevas.
    Gracias por comentar 🙂

  • Jorge dice:

    Natalia.
    Me encanta tu fantasía disparatada. Y lo sabes.
    El relato está bien escrito (as usual) y nos conduce bien hacía ese final tan excepcional de tintes surrealistas.
    Es diferente de otros relatos tuyos y sales de tu zona de confort, y lo haces con solvencia.

    Y ya no tengo mas cosas que decir que no sepas. 🙂
    Enhorabuena.
    Nos leemos.
    PD: ¿Cómo ponéis emoticonos?

    • Natalia dice:

      Hola, Jorge
      Ha sido un experimento que nos obligaron a hacer. 😛
      Gracias por comentar.
      PD: tú escribes los dos puntos o punto y coma y el paréntesis y, cuando lo publicas, sale el emoticono solo. De hecho, ya has puesto uno 😉

  • Carlos dice:

    Hola Natalia,
    tu relato me ha parecido un cuento sugerente y me estaba imaginando los dibujos conforme iba leyendo.
    ¡Qué mal sienta la contaminación de la grandes ciudades!. Me ha gustado mucho como sólo soltando todos esos exabruptos por la boca consigue mantenerse con los pies en el suelo y como finaliza el padre.

    Enhorabuena

    • Natalia dice:

      Hola, Carlos
      No sé vosotros, pero es que yo siempre escribo imaginando las escenas en mi cabeza. Muy visual.
      A Marina le sienta fatal la contaminación, con lo que le gusta a ella la naturaleza…
      Me alegra que te haya gustado. Gracias.
      Cuando digas, vamos a por el siguiente. Me gusta mucho el rinconcito que hemos creado 🙂

  • Yuri dice:

    Hola Natalia,

    Gracias por regalarnos este texto. Comparto con el resto que es nuevo leerte así y de algún modo te va muy bien. Es como si te hubieses puesto un traje y a la primera te hubiese quedado como un guante. Me ha encantado como iba tragando palabras y acaba soltándolo todo porque no puede más. La frase del final del padre me ha pillado fuera de juego y me ha resultado muy divertida.

    En fin, que un gran texto. Enhorabuena.

  • Natalia dice:

    Hola, Yuri
    Muchas gracias. Qué bien que te haya gustado 🙂
    A veces se me ocurren historias fantasiosas, será porque soy maestra y he explicado/leído montones de cuentos, pero no se ajustan a lo propuesto en nuestro curso ni en el que hago ahora.
    Nos leemos 🙂

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