Me empieza a pesar tu ausencia. Las horas pasan y ya no estás conmigo. Quisiera domar el tiempo, volver atrás, volver junto a ti, pero sé que estoy solo. Te tengo en mis sueños, en mis recuerdos, de ahí no puedes escapar. Son mi refugio, mi pensamiento feliz para poder volar, como lo hacía Peter Pan.
Te escribo esta carta porque cuando estoy junto a ti me quedo mudo, o peor, sale de mí esa coraza que me convierte en un bravucón y que solo oculta lo mucho que te quiero y no me atrevo a decirte. Podrás decir que soy un cobarde y no te faltaría razón. Quizá algún día me presente ante ti tal y como soy o quizá no me atreva nunca.
Se me filtra el amor cuando ya no estás. Se me cala en los huesos. Se me cuela por los poros. Parece que el amor tuviera más fuerza en la soledad. Es una tortura quererte y no tenerte. Y aun así me siento afortunado de que el destino quisiera que nos cruzáramos en el camino. Fue tu amiga Luisa la que se encaprichó del Truco y le salpicaba agua desde la barca. Os perseguimos por el estanque. Una barca tras la otra, como jugando a ser piratas, a robar tesoros. El Truco y Luisa acabaron revolcándose por el césped, cerca del monumento del ancla. Tu y yo nos tuvimos que quedar esperándoles y fue cuando empezamos a hablar. ¿te acuerdas?
Aquel día nos hicimos compañía, pero el furor de nuestros amigos necesitaba una coartada, y nosotros éramos la coartada perfecta. Un día, otro día, y así semanas. Si no hubiera sido por ellos no nos hubiéramos conocido. ¿fue casualidad? ¿fue fortuito? Yo prefiero pensar que no. Creo que tú eres mi otra mitad, que yo debía buscarte, pero que, sin embargo, fuiste tú quien me encontró a mí.
Recuerdo aquel beso. Lo tengo grabado en mi memoria, lo tengo tatuado en mi piel, lo tengo tallado en el pecho. No sé cuántos besos habré dado después, pero aquel beso me acompaña y me acompañará siempre. Recuerdo tu boca jugosa y recuerdo como exhalé un trocito de mi ser, del de verdad, del tímido, del cobarde. Lo dejé junto a ti, disimuladamente.
Perdona. He llorado un poco y he tenido que parar de escribir. Cada vez te siento más lejos. Apenas han pasado horas desde que te fuiste y creo, cada vez más cierta, la posibilidad de no volverte a ver. El desamor, el dolor, son la otra cara del amor. Oculta, agazapada, pero siempre junto a él. Alguien nos debería explicar desde pequeños como funciona. Matemáticas, lengua y amoríos. Es injusto que las cosas más importantes de la vida las tengamos que descubrir nosotros solos.
Cierro los ojos y siento tus dedos enredarse con el pelo de mi nuca, tus besos en mis mejillas. Siento como me abrazas por la espalda y te apoyas en mi hombro. Siento como estiras de los pelos en mi pecho y como me susurras. Yo noto como hincho el pecho y me siento orgulloso. Abro los ojos y tengo un muro frío enfrente de mí. Estoy sentado frente a una pequeña mesa contra la pared. Volcando en esta carta lo que no me atreví a decirte cuando nos vimos. Te quiero, Lucía. Te quiero con todas mis fuerzas, pero no soporto ver la tristeza en tus ojos. Sé que me quieres y que me esperarías, pero no sería justo.
Quisiera domar el tiempo, volver a ti, volver atrás. No dejarme engatusar por el Truco y no haber ido con él a aquella casa. Debería haberte hecho caso, haberme quedado junto a ti. Un golpe fácil dijo. Está chupado, exclamaba. Sabía que para él era importante y por eso me convenció. En esa casa no hay nadie, en diez minutos estamos fuera con toda la lana, repetía. Con lo que no contaba el Truco era con aquel chaval, metido en su habitación, enganchado a su consola. Si no se hubiera quitado los cascos, si las ganas de mear le hubieran llegado más tarde, si hubiera seguido concentrado en sus juegos de soldados. Si, en definitiva, no se hubiera levantado de su sitio, hubiese estado todo chupado y habríamos salido en diez minutos.
Pero aquel chaval se levantó, nos vio, se asustó, y salió corriendo. El Truco intentó sujetarle pero se tropezó y cayó por las escaleras. Me da igual lo que te cuenten otros, eso fue lo que ocurrió.
No sé cuántos años me caerán, pero el abogado nos habla que entre diez y veinte. Ya te he dicho que te quiero, Lucía. Y sé que tú me quieres. Pero no soporto verte más en esa sala del vis a vis. Quiero volver estar contigo fuera, en el campo, paseando, teniendo un futuro. El amor necesita de proyectos y yo no puedo ofrecerte ninguno.
Porque te quiero, te pido que no vuelvas a verme, ni que me contestes a esta carta. Quiero que seas feliz. Me quedo con tu recuerdo y me quedo con tu primer beso. Esos, ni siquiera aquí dentro, me los pueden quitar.
Hasta pronto. Quizá.
Hola Jorge,
me ha gustado esa carta con las cosas que no se atreve a decirle a la cara o simplemente no le salen, pero en soledad somos más nosotros mismos, sin interferencias y sin prejuicios para sacar lo que llevamos dentro.
En la primera mitad de la carta me ha sonado mucho a primer amor, a dificultad para expresar, a malos entendidos.
Ya luego cuando cuentas lo del Truco, el argumento se complica y acabas entendiendo que está en la cárcel. Entonces no me encaja tanto que ella vaya a verle y el ni siquiera le haya dicho que la quiere, aunque la quiere y a veces no hace falta decirlo.
Le quiere hasta al punto de querer quedarse con sus recuerdos y que ella rehaga su vida.
Buen trabajo.
Gracias Carlos por tus comentarios.
Había que hacer una carta de amor y además de la carta pensé en un gesto de amor de verdad, y dando vueltas, pues esto es lo que ha salido.
A ver si te animas una quincena, aprovechando que estamos de verano y te animas a subir un texto.
En 10 días ya tenemos que entregar otro.
Gracias
He vuelto a releer la historia, ya casi no me acordaba que la había leído y me ha dado la impresión que el objetivo va más allá, como que forma parte de una novela.
Ahora cada vez que leo tus textos pienso eso.
Hola, Jorge
Me ha gustado mucho tu texto. Destaco la intensidad con la que recuerda su comienzo con Lucía; parece un primer amor, de esos que no se olvidan.
Luego vemos que está en la cárcel, un asunto que parecía menor se complica. Él dice que fue un accidente pero va a pasar años en la cárcel por ello. Y no quiere que ella pierda todo ese tiempo esperándole a él. Esta carta es un acto de renuncia y de amor hacia ella. Faltaría ver si ella se conforma o si, por el contrario, responde la carta y sigue a su lado. No es tan fácil olvidar a alguien que quieres.
El texto está bien escrito. Sólo hay una frase que me despista: “no sé cuántos besos habré dado después”. No sé si se refiere a los besos que le siguió dando a Lucía, que fueron diferentes al primero, o a los que dio a otras mujeres. ¿Es un primer amor que volvió? ¿O es un amor y noviazgo que se ha visto interrumpido por la cárcel? Ya me dirás.
Enhorabuena por tu trabajo.
Un abrazo.
PD: Dos casualidades.
Casualidad 1. Buscando el enfoque de este texto, pensé en muchas opciones. Y una de ellas era que un preso escribiera la carta a su pareja.
Casualidad 2. “Vuela esta canción para ti Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré. Es una carta de amor, que se lleva el viento pintada en mi voz, a ninguna parte a ningún buzón…” Lucía, de Joan Manuel Serrat. Yo la cantaba cuando hice mis primeros pinitos cantando en un local en Madrid, con 25 o 26 años. Llevaba un repertorio en inglés y una persona del público, cuando terminamos el concierto, me preguntó: ¿No vas a cantar nada en español? Y le canté esta canción. Fue la más aplaudida de la noche.
Gracias Natalia.
Pues después del primer beso, digo yo que dio otros más. La verdad es que cuando lo escribí no hice tanto detalle del personaje, pero efectivamente nos lo podemos preguntar. La respuesta es la que tu quieras.
Casi siempre intento que haya un giro de algún tipo en los textos. A veces lo consigo y a veces no. Creo que el verdadero acto de amor es dejarla libre, me gustaba esa idea.
Lo de Lucía, no es casualidad. Desde que tengo dando vueltas en la cabeza esta consigna: “carta de amor” me viene la canción de Serrat todo el rato. El nombre de ella y el título es por esa canción. También tuve otras rondándome la cabeza y en ocasiones son motivos de inspiración para escribir.
Gracias
PD: Tras el talento que nos has descubierto, me encantaría poder oirte alguna vez. Si se puede pedir yo quiero “ojos verdes”, pero si no está en el repertorio, vuelvo a Serrat…. por ejemplo: Penelope.
PD2: hay un bar en chueca que es un piano-bar donde los que cantan bien, piden canciones y se pueden arrancar a cantar y el resto del bar, principalmente, les escucha. Hace años que no voy, pero sé que sigue existiendo.
Hola, Jorge
me alegra mucho leerte. Tenía ganas. Esta quincena se me ha hecho larga. Cosas mías.
Nos has transportado al primer amor, al menos me da la sensación esa, porque la forma de vivirlo me trae recuerdos sobre situaciones de ese estilo.
Según vas leyendo, intuyes que algo ha pasado y a mitad de relato queda perfectamente explicado. No se puede hablar de viraje porque desde el principio se está anunciando que hay algo pero sí es cierto que la carta de amor queda interrumpida para que nos expliques qué ha sucedido. Has sabido escribirlo de forma tal que no quede antinatural, porque se supone que ella ya sabe todo lo que pasó pero era necesario trasladarnoslo pues acabamos de entrar en la historia. Creo que lo está muy lograda la intención.
Curioso que se cierre el círculo con El Truco: lo que les unió, al final, les separó. Empieza como acaba. Me parece una buena metáfora.
Es una decisión valiente la del protagonista. Aunque la quiere sabe que no es justo que tenga que esperarle. Entiendo que no tenga valentía para decírselo de palabra como tampoco la tuvo para decirle a El Truco que fuera él solo, porque no tiene pinta que fuera un delincuente habitual.
Acerca del amor, y de lo injusto que para el protagonista es que nadie nos lo explique, quizás sea el momento de abrirnos para que demos buenos consejos a nuestros jóvenes, que no tengamos miedo de mostrar nuestras debilidades aunque eso vaya en contra del ideal que muchas veces nos sale de lo que tiene que ser un padre.
¡¡Buen trabajo!!
Gracias Jose.
Pues han sido unas últimas semanas intensas. La vuelta a la vida seminormal, ha traído con ella ajetreo, trabajo, compromisos, responsabilidades, que se yo. Pero aunque un poco tarde intento llegar a la cita quincenal.
Has leído muy bien, con ojos de escritor, que efectivamente en la carta había que informar al lector pero dirigiéndose a ella que ya sabía todo. Hay que intentar colarla como se pueda. Y había que contar un poquito la historia de él para que se entendiera el final.
He puesto en boca del protagonista alguna de mis reflexiones, aprovechando que era en primera persona. Efectivamente son preguntas pseudo-universales que siempre nos llevaran a un debate, pero es bonito debatir.
Muchas Gracias por comentar.
Me ha gustado la expresión ‘sale de mi esa coraza’, le da un giro a la imagen tradicional, en la que nosotros salimos de la coraza. Al terminar el texto uno dibuja mejor al personaje narrador, más macarra, dando palos y llevándose la lana… Por ahí anda la coraza. Tal vez no hubiera estado de más dibujarla antes, pero esto es muy subjetivo. Lo que más me ha gustado sin duda es el modo en que enseñas el enamoramiento. Realmente parece que se trata de un primer amor. “Se me filtra el amor cuando ya no estás. Se me cala en los huesos. Se me cuela por los poros. Parece que el amor tuviera más fuerza en la soledad.” “aquel beso me acompaña y me acompañará siempre. Recuerdo tu boca jugosa y recuerdo como exhalé un trocito de mi ser, del de verdad, del tímido, del cobarde. Lo dejé junto a ti, disimuladamente.” Y esos dedos enredados en su nuca… En fin, has estado muy acertado transmitiendo esas emociones. Cuando el texto gira y nos muestra la realidad actual del narrador, he sentido que todo encajaba. Es uno de esos viajes cortos literarios en que uno queda con ganas de conocer más: el futuro, a ella… Incluso al Truco. Quizá 😉
Nos leemos.
Gracias Alberto.
En nuestros textos casi siempre estoy condicionado por la consigna, no sé si ha ti te pasa igual. Parto de la idea que los lectores (vosotros) sois todos conscientes de la consigna y entonces, aparentemente, intento satisfacer esa consigna para luego hacer algún giro. Si empezara por otro sitio, yo creo que los lectores (vosotros) estaríais diciendo…¿Cuándo va a hablar del amor?
Todos estos relatos siempre están abiertos. En poco espacio contamos una pequeña historia pero se quedan otras muchas sin contar. Algunas veces he pensado en coger alguno y ampliarlo hasta hacer un relato de 3000 o 6000 palabras.
Gracias
Hola Jorge.
Muy bonita tu carta, veo que te gusta mucho dar el giro en el último momento, intentar pillar desprevenido al lector. La historia esta bien llevada, cuentas en muy pocas palabras tanto la situación que han vivido como los sentimientos del protagonista. A parte de esto tengo poquitas cosas que decirte.
Al principio tienes en dos frases muy seguidas con “cala” y “cuela”, y aunque no son la misma palabra suenan un poco repetitivas, o esa impresión me dio al leerlo en voz alta.
Me resulto extraño que la describa cómo se conocieron, tal vez si ordenases la frase de otra manera, para que quedase más patente que esta apelando a los recuerdos de ella.
Cuando habla del recuerdo del primer beso “No sé cuántos besos habré dado después” tengo la sensación de que falta un te entre besos y habré, pues si no parece que ha estado besando a más.
Por último durante toda la carta parece que se intención es volver a verla, es como si soñara con ese momento, hiciese planes, para después, en el último párrafo decirle que no la va a volver a ver, que no le espere… Tal vez deberías a ver plasmado más las dudas de él a través de la carta, como si poco a poco, en cada una de sus líneas, se fuera convenciendo de que esa es la mejor decisión.
No sé que más decirte, a demás que siempre es un placer leerte y ver con qué nos vas a sorprender.
Un abrazo muy fuerte.
Nos leemos.