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Nos despedimos esta mañana y ya me falta el aire. No he aprendido todavía cómo hacerlo. Después de hacer el amor me has visto rara y al preguntar te he dicho que no era nada… pero mentía. No te lo conté pero Juan ha vuelto esta semana de Afganistán. Abortaron la operación militar tres meses antes de lo previsto…

Cierro la puerta de la sala, me siento junto a la ventana y acerco la mesa arrastrándola. El sonido apagado de la madera sobre el suelo ahuyenta al gorrión que, descansando sobre el alféizar, parecía estudiar donde anidar. Me dispongo al trabajo manual, facilitado por el torrente de luz que atraviesa el doble acristalamiento.

…Cuando Juan se fue las cosas no eran nada sencillas con discusiones constantes. Al marcharse tenía claro que no quería volver con él, pero nunca se lo dije con firmeza…

Desenvuelvo el trapo de microfibra que protege la Glock. Saco el cargador y abro la corredera para cerciorarme que no haya cartuchos en la recámara.

…Estos seis meses contigo, dando rienda suelta al desenfreno, han sido los mejores de mi vida. Me has hecho recordar todo lo bueno que tengo…

Manipulo el gatillo y retraso la corredera 3 milímetros. Con la otra mano bajo a la vez las dos palancas de desbloqueo.

…A partir del primer mes, Juan volvió a añorarme. Con nuestras asperezas dormidas empezó a escribirme. En su primera carta reflexionaba porqué habíamos llegado a esa situación. Yo la leí con mucho recelo y aprensión, tanto que me la dejé a medias y, hasta unas semanas más tarde, no la concluí…

Con la corredera a diestra y el armazón a siniestra, levanto la parte de atrás del muelle recuperador para retirarlo. Ahora extraigo el cañón y el cargador.

…La correspondencia continuó. Me hablaba de él, de su vida allí y de cómo el recuerdo de mis brazos alrededor de su cuerpo le abrigaba en el frío insomnio en medio del desierto nocturno…

Del cajón que está oculto a simple vista bajo la mesa saco un cepillo de dientes para frotar el armazón y quitar unos pocos restos de suciedad. Repaso el mecanismo del gatillo y llego hasta la cavidad del cargador, para rebañar el interior con las cerdas suaves.

…En sucesivas cartas yo iba reviviendo al joven imberbe que al final de 2º de bachiller me pidió que lo acompañase a la playa de la Malvarrosa durante todo ese verano, hasta que la arena se cansara de nosotros…

En la corredera me encuentro más mugre. Pongo empeño con el cepillado de los raíles, la ventana de expulsión, el extractor, el eyector y la boca del percutor. Saco una pitillera metalizada que sólo contiene bastoncillos para los oídos. Extraigo dos de ellos para retirar residuos de las zonas más difíciles.

…Después vinieron letras con un futuro dibujado en las líneas. Un futuro común, con nuestras cenizas resurgiendo, que albergase cielos donde antes solo olía a infierno…

Ahora es momento de poner a punto el cañón. Cojo la grata de latón y le pulverizo un poco de aceite. Penetro por detrás el cañón. En tres ocasiones.

…Debo decirte, amor, que a todas esas cartas jamás respondí. Tenían lugar en medio de nuestro idilio. No quedaba espacio para nada más entre las sábanas que escondían nuestros sexos…

Presto atención al cuidado de la rampa de alimentación. Le pongo una gota de aceite a un bastoncillo para dejar la rampa tamizada.

…pero el lunes suena el móvil. Pichurri, adivina, ¡estoy de vuelta! En quince minutos llegaré… Esas palabras me dejan estupefacta. La noche anterior se habían deleitado nuestros cuerpos. Exhausta, reposaba para continuar en otro momento nuestra desbocada trayectoria…

Tomo el trapo y limpio el conjunto del muelle recuperador y los cargadores, con bastoncillos para los recovecos más inaccesibles.

…cuando le abrí la puerta, sus ojos mostraban cansancio y alegría. Sus manos impacientes buscaban sentir mi cuerpo. Sus brazos me rodearon y mi corazón sobrecogido clamaba distancia. Unos labios nerviosos sitiaron mi rostro. Yo encogía los míos, me los mordía para no contactar con los suyos. Fui una cobarde, Rubén. No le paré los pies. La situación me sorprendió tanto que no era capaz de reaccionar…

Del cajón extraigo un frasco cuentagotas con aceite virgen. Cinco gotas. Una gota para el exterior del cañón, otras dos para los raíles, una ración para el mecanismo del gatillo y otra para la parte interna superior de la corredera.

…Él me arrancaba la ropa y mis entrañas, desgarradas. Contagiada por su pasión, disfracé mis gestos para seguir el juego. Al dejarle hacer, su lado más animal recordaba mi cuerpo, manipulando los resortes que antaño lo hacían vibrar. Mi mente, saturada, detuvo la defensa y buscó su cauce natural. Viajó diez años atrás y, tomando una dosis de familiaridad como analgésico, se entregó…

Evito lubricar los cargadores. Tampoco el mecanismo del percutor, para que no atraiga residuo.

…Sus gemidos a veces parecían llantos. Su pene colapsado percutía arrítmicamente, teniéndole sin cuidado el modo de impactar en mi pubis. Había dolor físico con atisbos de placer. Pero mi corazón estaba descomponiéndose. Empecé a llorar. Cuando lo advirtió él, minutos después, quiso interpretarlo a su favor. Fui cobarde y no objeté nada….

Es momento de ensamblar. Primero inserto el cañón en la corredera y después pongo el muelle recuperador. Continúo colocando la corredera en el armazón, por los raíles. Y termino ciclando la acción. Encaja perfectamente. Una Glock lista para darle utilidad.

…Ahora entenderás por qué nuestros encuentros de esta semana han sido en tu casa y por qué este ha sido el peor momento de nuestra corta relación. La vergüenza no me deja mirarte. Pero hoy, después de escribirte, seré valiente y le contaré toda la verdad.

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  • Natalia dice:

    Hola, Jose
    Me ha gustado mucho tu relato. Qué inquietante, cómo mantienes la tensión con este juego de dos narradores. Me ha parecido que tenía equilibrio y he podido seguir cada historia con impaciencia, sin que una molestara a la otra.
    Entiendo que la mujer infiel escribe la carta a su amante, al tiempo que su marido, ya conocedor de la infidelidad, carga su arma. Nos dejas con el “ay” en el corazón. ¿Qué va a hacer con la Glock? ¿Disparar? ¿A quién? ¿Al amante? ¿A su mujer? Lo has dejado bien arriba.
    Un texto muy fluido, que funciona, y muy bien escrito.
    Mi enhorabuena.

    En lo formal, sólo este “por qué”, que se escribe separado.
    En su primera carta reflexionaba por qué habíamos llegado a esa situación.

    Felicidades de nuevo 🙂
    Nos leemos.

    • Jose dice:

      Muchas gracias, Natalia, por leerme y comentar. Tuve cierto miedo en no hacer pesados los párrafos de la limpieza del arma para no estropear el texto. Por ello, son claramente más cortos, quitando del primero en el que no está propiamente desmontando la máquina sino que se está preparando y doy un poco de rienda suelta a hacerlo con más estilo. Pero en general, como es tan neutro emocionalmente, a propósito, corría ese riesgo de romper.
      Gracias por la corrección del “por qué”.
      Quería, además de reflejar la situación incómoda, proponer ese juego de dos narradores y que sea la imaginación del lector la que los una en un desenlace trágico o no.

      ¡Nos leemos!

  • Jorge dice:

    Hola Jose.
    Enhorabuena por tu relato, me ha gustado mucho.
    Dos narradores, dos historias entrelazadas y un final inacabado para que sea el lector el que tenga que completar la historia que tu has empezado. Bravo.
    También he salido sorprendido de la cantidad de terminología que conoces sobre un arma. Mas de la mitad no sabría ubicarlo.

    Hay una cosa que no me ha gustado y ha sido el término cueva de una amante a su amado. Me ha chirriado.

    El relato está tan bien, y funciona tan bien, que te voy a hacer una propuesta/sugerencia. Quítale los dos tipos de letra y los puntos suspensivos. Unifícalo. Por supuesto los tres o cuatro primeros párrafos confundirán a cualquier lector, que tenderá a releerlos, pero pronto comprenderá el juego de los dos narradores y luego se mantiene el ritmo y la cadencia dando un párrafo a cada narrador, por lo que el lector ya sabe lo que se va a encontrar. Además, los dos temas son diametralmente distintos. En mi caso, al cambiar de párrafo, antes de leer la primera palabra ya sabía que iba a hablar el narrador de la Glock o la narradora. Y este acuerdo con el lector lo consigues con los primeros párrafos.

    Mi mas sincera enhorabuena.
    Nos leemos..

    • Jose dice:

      Hola, Jorge
      muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Me alegra que te haya gustado. A veces, uno parece acertar. Cuestión de probabilidades.
      La verdad es que no tengo ni idea de armas. Tuve que meterme en una página web (https://www.stockarmas.com/como-desmontar-y-limpiar-pistola-de-polimero/) y hacer unos cambios para mi propio interés.

      Lo de “historias entrelazadas” está en tu cabeza, y eso es lo que buscaba, que el lector fuera permitiéndose dirigir lo que va a pasar y no tanto el propio texto.

      Tuve dudas de cómo presentarlo. El formato de cursiva me pareció oportuno. No tengo claro si gana mucho más quitándolas. ¿Lo dices por una cuestión de estilo?

      Vamos leyéndonos, vamos creciendo de la manita.

      Abrazos.

      • Jorge dice:

        Hola Jose.
        no es cuestión de estilo, es de confianza.
        Fíjate que escribes una gran historia donde confías en que sea el lector el que al leer dos historias las cruce en su cabeza y con ella llegue a conclusiones. Eso es confiar en el lector. BRAVO
        Pero luego, por si acaso, para asegurarte que se entienden bien las dos historias, escribes cada una en un tipo de letra. Pues no, yo seguiría confiando en ese lector y en saber que va a detectar/descubrir las dos historias, porque, como ya te dije creo que intercalas muy bien los párrafos y que tras los 4 o 5 primeros ya, como lector, estás esperando el siguiente y sabes que es la otra historia.
        Abrazo

  • Carlos dice:

    Hola Jose,
    me ha gustado mucho tu historia.
    El juego con los dos narradores es muy original y le da fuerza. Igual lo que dice Jorge es acertado y quizás intentar aclarar un poco más los personajes.
    Según entiendo la dos acciones están sucediendo en paralelo en la misma casa, si es así con convendría aclararlo.
    En cuanto a la limpieza de la pistola si que es cierto que con tanta palabra que no conozco se hace un poco largo, pero también sirve para que el tiempo parezca que pase lento. Si metieras algún pensamiento de él igual se equilibraba más y sería más fluido, y no dejarías que los pensamientos sobre él se los cree el lector.
    Enhorabuena.

  • Alberto dice:

    Una idea muy buena, la de alternar esas dos voces, y la situación, que aunque sea un clásico siempre funciona. Fijate: en mi caso, estaba convencido de que el que limpiaba la pistola era el amante, dispuesto a suicidarse al conocer que su pasión se acaba, que ella se ha entregado al otro (a su novio militar)… Incluso, al final, podría ser factible esa interpretación. El caso es que me has llevado por los párrafos con interés y curiosidad, animado por ese contraste entre las dos voces. Buen trabajo de documentación, si señor! Incluso un pelín excesivo, para el que no tiene ni idea de armas. Me han gustado las frases “hasta que la arena se cansara de nosotros” y “mi corazón sobrecogido clamaba distancia”. Lo de ‘cueva ajena’ no lo veo, no parece cuadrar con la realidad del novio militar que parece que la quiere. La frase “las cosas no eran nada sencillas con discusiones constantes” creo que pide una coma después de ‘sencillas’. El ‘me’ de “En la corredera me encuentro más mugre” parece algo coloquial, me parece más elegante quitarlo (impresión personal, claro). En general, enhorabuena por tu continua mejora en estilo y pegada. Creo que vas dejando fuera pequeños vicios personales, y eso hace que los textos sean más redondos y funcionen mejor, en mi opinión. Nos leemos.

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